Moliere en Madrid
Plantea el genial comediante francés en varias de sus obras que la hipocresía es una “virtud” social que deja bien parados a todos, lo hizo de manera tan cruda e ingeniosa que con el paso de los años uno de sus personajes se convirtió en una metonimia de esa característica, Tartufo, un hombre con alzacuellos que le metía mano a todo lo que se moviera pero pregonaba de dientes para afuera los buenos hábitos, ¿les suena?
Puede ser que a veces sea una familia, una comunidad, quienes hagan del vicio de aparentar una razón de ser. Peor, a veces puede ser una entidad del Estado, digamos el Tribunal Supremo de Justicia de España. ¡Es un escándalo y una vergüenza!
La guerra civil y el franquismo han estado muy cerca de mi de diversos modos, en los exiliados que llegaron a México, en amigos que se quedaron de aquel lado del charco, en la microhistoria de cientos de personas resistiendo con dignidad, viviendo con historias impresionantes de abuso de autoridad, que a veces, como en Catalunya, se imponían hasta en el idioma. Conozco de memoria pasajes poéticos de García Lorca, Antonio Machado y Miguel Hernández, sus palabras han ayudado a expresar mis emociones en diversos momentos. Los tres fueron víctimas de su pensamiento político.
En la secundaria religiosa donde estudié, otro compañero y yo poníamos en crisis a los hermanos lasallistas pidiéndoles explicar de qué manera podía ser cristiano ejecutar en el garrote vil, a unos ciudadanos vascos.
En fin, el Juez Baltasar Garzón tuvo a bien tomar la iniciativa de investigar los crímenes del franquismo y fue detenido en seco por el propio aparato de justicia, que lo ha destituido mediante una argucia legaloide, ya no es más juez, después de 22 años. Es decir, si investiga a Pinochet, sí, a la ETA, también, ¿Y el franquismo no? ¿los golpes de Estado y los crímenes de guerra nada más existen afuera? Lamentable imagen de un país tan querido como España.
Hace un par de años en Barcelona, estuve en una cena en honor del poeta Marcos Ana, el preso que más tiempo pasó en las cárceles franquistas y cuya vida inspira la próxima película de Almodóvar. Dice el poeta sobre este caso de Garzón: “En mis años de condenado a muerte di el último abrazo a centenares de compañeros cuando iban a vivir la última madrugada de su vida. Se enfrentaban orgullosos a la muerte convencidos de que se acercaba un amanecer libre y democrático para España. Es difícil no recordarles e imaginar lo que pensarían si supieran que un juez democrático ha sido encausado por tratar de investigar a sus asesinos”.
Y mientras, honrando a Moliere, el juez del Tribunal Supremo Luciano Varela, bebe seguramente con placidez una taza de chocolate humeante, ¿quién se habrá creído que la justicia es para todos? se pregunta.
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Nacho...muy buen texto!. Es realmente indignante que esto suceda. Independientemente de que mi madre fue víctima directa del franquismo, considero que estas aberraciones afectan directamente a todos los que creemos en la justicia.
Abrazos,
Rodrigo
Rodrigo
23 de mayo de 2010, 10:26Magnífico y necesario comentario.
Los abrazos entre el juez y los ciudadanos españoles, me han conmovido hasta las lágrimas, que gesto extraordinario de reconocimiento y de contacto físico que rompe las barreras entre yo y el otro y confirma lo humanamente correcto, para seguir evolucionando como individuos necesitamos la altura social que nos hace responsables de preservar los valores morales fundamentales que tallan el progreso espiritual de una civilización.
Un gran abrazo.
Mònica.
monica
1 de junio de 2010, 20:49Nacho, me preguntaron en la UNISON cómo pueden comunicarse contigo; extravié tu cuenta de correo. Si puedes me mandas tu correo y teléfono o te comunicas directo con Ricardo Gaytán
PERIPECIA
5 de junio de 2010, 0:35jmvargas2004@gmail.com
mi cuenta
Abrazos
PERIPECIA
7 de junio de 2010, 22:47