Patrimonio y humanidad



Siempre ha estado ahí, la he recorrido tanto y de tantas maneras, además de la cosa formal de haber pasado como estudiante y luego como profesor.

Por ejemplo, en las tardes, después de un aguacero, se podían recoger pequeñas piezas de vidrio que se desprendían de los murales de O’Gorman de la biblioteca central, o jugar un partido de futbol en el jardín de los cerezos de Filosofía, en el que decidieron plantar árboles después de algunos vidrios rotos. O recorrer “las islas” tantas veces de ida y vuelta para hacer algún trámite, o para pasear de la mano de la novia enamorada, o ensayar poesías corales de Miguel Hernández, de César Vallejo o Vicente Huidobro en alguna parcela de ese enorme territorio, o desafiar al aparato digestivo pero vencer al hambre con alguna torta en el puestecito fijo de allí nomás bajando la escalera. O de plano lograr prodigios alquímicos preparando bebidas, que no sabían tan mal, mezclando "titán de piña" con vodka "oso negro".

Ahora la UNESCO se dio cuenta y otorgó el título, pero para mi Ciudad Universitaria siempre fue patrimonio de mi humanidad.

2 comentarios :: Patrimonio y humanidad

  1. Que onda Camacho, esto esta muy bien.

    Tan bien que esta como difundirlo mas allá del blog (ahora se que es esto).

    Este tipo de ensayos, disertaciones, en fin tu sabes mejor que yo como definirlos, bien podrían estar en suplementos de las mejores revistas o diarios. Porque no cabildeas esto.

    Son profundos pero a la vez amenos (Como este del corazón de la UNAM, patrimonio de nuestra humanidad).

    Te felicito hermano.

    Luego me explicas eso de del autoenvío y una copia oculta para el -me dices- el Nicromancer.

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