Tardes con Tere


Pasa con frecuencia, uno se siente atraído por personas vistas en la pantalla, sea la del cine o televisor, por ello quise hablar de “musas” con las que uno ha ido creando su historia emocional y hacerlo más interesante, con aquellas con quienes nos sentimos fascinados en la adolescencia.

Ese periodo para mi fue bastante complicado, con la autoestima en el suelo, en una escuela religiosa para hombres yo era de los más bajos y menudos, con nariz roja y una voz que recordaba a la de Bambi. Hallaba paz imaginándome en los brazos de Raquel Welch, por ejemplo, quien si en ese momento hubiera cumplido mi fantasía en realidad me habría cargado.

Poco ayudaba para ello una revista que me compraba mi padre, se llamaba “Diversión” y tenía uno que resolver crucigramas que aparecían al lado de la piernas de Thelma Tixou, Wanda Seux o Mabel Luna, a la frustración de esas mujeres inalcanzables se sumaba la de no saber qué rayos era un “sufijo occítono”.

Haciendo un repaso evocador, me ubico en algunas tardes, viendo películas en el canal cuatro. Allí aparece, como dama joven de cualquier cantidad de churros, Tere Velázquez. Algo tiene, se nota cómoda, es bella y bromista, más suave que su hermana, la legendaria Lorena de Santo contra las mujeres vampiro.

¿Tendría más valor en mi recuerdo si Tere hubiera hecho una película decente? No lo sé, por lo pronto hacía amables mis tardes, me dejaba una sonrisa que aún conservo.

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